El arcade de conducción Chase H. Q. es una obra original de Taito fechada en 1988. Rápidamente cosechó un enorme éxito por su espectacularidad gráfica y adictivo desarrollo. Como muchos otros no tardó en dar el salto a los sistemas de entretenimiento domésticos de la época y, entre otros, aparece la versión para ZX Spectrum durante 1989 de la mano de Ocean la cual es, sin duda, uno de las mejores adaptaciones de una máquina recreativa vista en los circuitos del microordenador de Sinclair.

Siguiendo fielmente el desarrollo disfrutado en los salones el juego nos pone en la piel de un policía que debe encargarse de atrapar a ciertos sospechosos en vertiginosas persecuciones a bordo de un Porsche 928 de dos marchas eludiendo el tráfico. Con un tiempo límite de 60 segundos para dar con el criminal arranca cada uno de los 5 niveles de los que consta. Durante el trayecto se nos irán dando indicaciones de la localización del vehículo sospechoso y en ocasiones debemos elegir entre dos caminos posibles, siendo uno de ellos más corto y directo que el otro. Contamos con apoyo por radio, helicóptero... Si se llega a tiempo a dar con el automóvil en búsqueda la duración se excede durante otros 60 segundos, durante los cuales debemos tratar de parar al delincuente como sea a base de golpear su coche en reiteradas ocasiones hasta conseguir su detención y posterior arresto. Como ayuda extra disponemos de 3 turbos por escenario, con los que aumentar nuestra velocidad durante unos segundos, y de un total de únicamente 2 continuaciones en caso de no tener éxito y que el tiempo se difumine. 


Nos encontramos ante una obra con una factura técnica impecable dentro de los límites de la máquina en que nos movemos. El scroll de pantalla suave, el control sencillo y preciso, y una sensación de velocidad muy alta hará que no echemos en falta la ausencia de mayor colorido. Los gráficos se muestran muy correctos y detallados además de contar con un tamaño de sprites generoso. El sonido no pasa de simplemente decente aunque al menos sí se muestra variado en cuanto a efectos diferenciando entre aceleración, derrapes, turbo, choques... Además la música inicial es pegadiza y claramente icónica. Escuchar sus primeros segundos nos retrotrae al recuerdo de una de las mejores experiencias que hayan podido gozarse en el ZX.

La jugabilidad es la piedra angular del título. A la precisión en el manejo de nuestro lujoso vehículo se le une un argumento simple pero atrayente, muy en la linea de populares series de televisión y largometrajes de los años 80 como Miami Vice (Corrupción en Miami) o Lethal Weapon (Arma Letal). En la parte superior de la pantalla aparecen comentarios de nuestro compañero o de Nancy, que es la encargada de mantenernos informados por radio, muchos de ellos bastante agresivos y sarcásticos, lo cual le da un punto especial a la partida. 


Terminarlo sin ayudas externas es un desafío ya que la alta dificultad no perdona en exceso los errores que puedan cometerse tanto en la búsqueda del sospechoso como en la posterior lucha por detenerlo. Esquivar al numeroso tráfico para llegar a tiempo sorteando sinuosos caminos no es tarea sencilla. Un uso inteligente de la aceleración extra será la clave para poder terminar las misiones. Gracias a estas enormes exigencias se consigue alargar la vida de un juego que de otra forma sería muy corto. Por suerte nunca resulta frustrante y, tras la pantalla de Game Over, siempre quedan ganas de tomar la revancha tratando de avanzar y llegar más lejos en la aventura.

Chase H. Q. para los Sinclair recibió en su momento por parte de la prensa especializada del sector calificaciones sobresalientes de manera prácticamente unánime y completamente justificadas. Un grande de la época dorada de los 8 bits que se merece todos los halagos posibles. Magnífico.