Un año después de su salida para el mercado arcade, Double Dragon 2: The Revenge aparece para NES en 1989 de la mano de Technos y bajo el sello de Acclaim. Es una adaptación de la obra que pudo verse en los salones recreativos, con mayor número de escenas aunque respetando a grandes rasgos el original.

El argumento sitúa a Billy Lee en la tesitura de vengar a su novia supuestamente muerta a manos del clan Black Warriors. Para este fin también se le une su hermano Jimmy, el cual será manejado por un segundo jugador en caso de disfrutar de este festival de golpes acompañado.

En el transcurso del juego la historia se va contando a través de distintas viñetas y secuencias fijas entre fases.


Recorriendo un total de ocho niveles completos más uno adicional con el jefe final real de la aventura, conocido como "El Guerrero Misterioso", el cual solamente aparece tras completar los escenarios en su dificultad Supreme Warrior, se desarrolla este título mezcla de beat'em up y plataformas. Al clásico devenir de un tradicional "yo contra el barrio" se le unen abundantes momentos de saltos arriesgados o de subida y bajada de escaleras. Durante el trayecto existen momentos en los que los personajes pueden moverse en 3 dimensiones y otros en que se elimina el factor profundidad y se limita el desplazamiento a las 2D.

Hay estancias de distintos tipos: desde los típicos enfrentamientos a través de las calles propios del género hasta otras dentro de helicópteros, parajes en mitad del bosque, bases submarinas o lujosos palacios.

La mayoría de fases terminan con la típica lucha ante algún boss final. En ocasiones estos enfrentamientos serán incluso a mitad del nivel. Existen jefes dobles como por ejemplo los ninjas sin nombre o Chin Taimei que aparecen en varias ocasiones. 


Gráficamente presenta, a grandes rasgos, unas cotas aceptables. Sprites de tamaño considerable, buen colorido, diversidad de parajes... La nota discordante la ponen los constantes parpadeos y el hecho de que únicamente aparecen al mismo tiempo un máximo de dos enemigos en pantalla.

El scroll es suave al igual que los movimientos de los caracteres. Destacan en los protagonistas la enorme variedad de técnicas que pueden realizar y lo bien reflejadas que aparecen en pantalla. En alguna de ellas, como el rodillazo en la cara, no hubiese venido mal algún cuadro de animación extra pero aún así el conjunto es muy meritorio dado el alto número de ataques incluído.

En el apartado sonoro destacan sobremanera las excelentes y variadas melodías presentes. Cañeras y de calidad acompañan perfectamente a la acción. Los efectos de sonido no rayan a tal altura y son, simplemente, pasables.

Pese al alto número de ataques posibles éstos se implementan de manera sencilla gracias a un control preciso. Con distintas combinaciones de dos botones se puede desarrollar todo un abanico de técnicas sin dificultad. Los personajes responden a las órdenes del pad de forma ágil y directa. 

No es una obra complicada ni al seleccionar su máxima dificultad. En los momentos de beat'em up todo es accesible ya que exceptuando duelos concretos como antes los ninjas el resto podría tildarse de sencillo. El uso frecuente de movimientos especiales ayuda a terminar de manera rápida con los bosses sin apenas perder energía. Hay que ser cauteloso con la parte inferior de ciertos escenarios ya que se pueden desperdiciar intentos por algún pequeño descuido debido a que las caídas son irreversibles en la mayoría de ocasiones. En otro apartado estaría el tema de ciertos momentos con saltos. Algunos como el del final de la fase 6 donde hay que acertar con plataformas que aparecen y desaparecen pueden terminar con la paciencia de más de uno, al igual que al comienzo de la siguiente donde si no se es preciso es sencillo derrochar alguna de las escasas vidas de que se disponen. Además no existen continuaciones por lo que momentos alocados en estos lugares pueden dar al traste por completo una partida.

Esta segunda parte de Double Dragon es realmente muy entretenida y rejugable. El hecho de que solamente se pueda lograr ver el final si se acaba la aventura en el grado más sufrido le añade durabilidad al título. Asimismo la jugabilidad se ve gratamente afectada por la variedad de situaciones y por el componente plataformero. Jugar a dobles eleva la diversión como suele ser habitual, teniendo la oportunidad de decidir si se quiere o no poder golpear al compañero.

En general me parece uno de los mejores exponentes del género dentro de las consolas de 8 bits, muy por delante de su primera parte y por encima de obras bastante posteriores como Renegade en Master System. Un clásico de nombre mítico con casi 25 años a sus espaldas y que todavía es capaz de proporcionar entretenimiento en estado puro.