Si existe un juego del catálogo de SNES que siempre me sorprendió por su conseguida atmósfera y por saber reflejar en pantalla una lucha en equipo, con sus apoyos y ayudas, fue sin duda 'Starwing' ('Star Fox' fuera de Europa). Pese a la barrera del idioma para muchos los diálogos constantes en mitad de la batalla dotaban al título de una espectacularidad y una capacidad de inmersión que permitían recrear momentos únicamente vistos en películas de ciencia ficción; siendo el referente más claro en este sentido 'Star Wars: Una nueva esperanza' y su enfrentamiento final a bordo del X-Wing para tratar de llegar al corazón de la "Estrella de la Muerte".

Apoyado por el famoso chip super FX era un paso más allá en lo visto hasta ese instante en la máquina de 16 bits de Nintendo representando entornos poligonales con una fluidez y calidad impropias de las consolas de entonces.

Si por algo destacó, además de por lo mencionado al comienzo de esta entrada, fue por la fluidez de las animaciones de la nave protagonista y la excelente respuesta al pad de la misma, permitiendo surcar cielos atravesando estructuras y pilares inmensos.



Con tres rutas distintas a elegir, en las que aparte del recorrido también se notaban enormes diferencias en cuanto a dificultad, se convirtió en uno de las obras más rejugables de las que disfruté en "El cerebro de la bestia". Escapar de una lluvia de meteoritos, eliminar al oponente a la cola de un compañero, enfrentarse a enormes jefes que podían transformarse en mitad de la pelea en algo completamente distinto con la consiguiente variación de las rutinas de ataque y defensa, visitar inhóspitos planetas y parajes en los confines de la galaxia... Todo ello y mucho más se encontraba encerrado en aquel cartucho creado de la mano de Shigeru Miyamoto y Argonatut en 1993 y publicado bajo el sello de la Gran N.

De la mano de Fox McCloud y su equipo, un escuadrón de élite formado por Peppy Hare, Falco Lombardi y Slippy Toad, se combate por proteger a Corneria, su planeta natal, del ataque de las fuerzas del científico loco Andross. El desarrollo tiene lugar en el sistema estelar Lylat en el que los planetas Corneria y Venom representan el bien y el mal respectivamente. El General Pepper, encargado de la defensa del primero y dado que el tiempo apremia para formar a un grupo en el uso de la nueva y poderosa nave "Airwing", ha de echar mano del conjunto de mercenarios comandados por McCloud.

Rotaciones de 90º, 180º y 360º, aceleraciones vertiginosas y frenazos en seco, diferentes vistas, distintos tipos de potencia de láser, bombas de gran capacidad de destrucción... son muchas las posibilidades de manejo que proporciona nuestro vehículo interestelar. Además, pese a las múltiples opciones, todas ellas se encuentran perfectamente implementadas para el pad de 6 botones siendo sencillo dominar la aeronave tras varias tomas de contacto. Asimismo resulta útil el pequeño entrenamiento por el que se puede optar antes de entrar de lleno en la aventura.



Adictivo y desafiante como pocos este shoot'em up en 3D es un reto incluso en su recorrido más fácil. Con muchísimos momentos épicos, diversidad de parajes por descubrir, ayudar a los compañeros cuando éstos se ven en problemas, sortear peligros... no hay un solo período de respiro. Personalmente uno de los instantes que más disfruto es con las estrecheces de ciertos entornos y escenarios en los que salir con la nave de una pieza es todo un logro. Aunque eso sí, en ocasiones resulta útil golpear las alas para que éstas se hagan más pequeñas lo que beneficia al manejo general en según qué circunstancias.

Gráficamente notable, pese al menor tamaño del área de juego útil, y con un colorido bestial el apartado sonoro no se queda atrás. A las voces y sonidos digitalizados de altísima calidad se le une una banda sonora que contribuye a dar un toque aún más glorioso a lo vivido en pantalla.

Repartidos por los mapeados existen bombas que aumentan el arsenal y anillos que, al pasar a través de ellos, bonifican al jugador con mejoras de variada índole como pueda ser reponer los escudos.



Como dije al principio la sensación de no estar solo en la lucha es algo hasta ese momento pocas veces experimentado. Golpear a un aliado, pese a que en la práctica no lo dañaba, sí que conllevaba una reacción airada por su parte y no dudará en echar la reprimenda a aquellos descuidados aspirantes a líder del equipo Star Fox. Igualmente ayudarles ante los peligros posibilita su agradecimiento al igual que distintas muestras de júbilo en diferentes puntos del recorrido. Si, lamentablemente, alguien del escuadrón cae no volverá a aparecer en el resto de áreas. Las únicas estancias en que estaremos en absoluto desamparo ocurirán ante los jefes al final de fase que siempre serán disputas en exclusiva contra el protagonista. 


Revolucionario en su momento aún a día de hoy sorprende. En mi opinión es un título con una personalidad y estética propia que consigue que, al menos a mis ojos, no haya envejecido mal a diferencia de la mayoría de obras poligonales no solamente de primera hornada sino incluso de bien metidos en la era de los 32 bits y la archiconocida PSX. Pese a que no me gustan en exceso los listados o tops he de decir que este 'Starwing' está entre los 10 cartuchos que me llevaría de Super Nintendo a una isla desierta (rezando porque allí hubiese electridad, claro). Un imprescindible.