Introducción.

Entre el enorme catálogo de títulos que pudieron disfrutarse en la máquina de Sinclair es indudable que ciertos géneros han envejecido mejor que otros. Los plataformas de pantalla estática han sido siempre un referente atemporal en cuanto a jugabilidad directa sin complicaciones, más allá de la habilidad propia para poder acceder al mayor número de niveles. 

'Bubble Bobble', 'Popeye', 'Donkey Kong'... son algunos de los más conocidos dentro de este estilo. Pero un algo más modesto 'Chuckie Egg' también destaca por méritos propios rivalizando con los anteriores corriendo sobre el hardware del ZX.



Corría el año 1984 y la inglesa A'n'F Software saca al mercado para el Spectrum 48K la obra sobre la que versa este análisis . Arcade de plataformas para hasta 4 jugadores creado por Nigel Alderton, autor que cuenta en su haber con las adaptaciones de potentes recreativas como 'Ghost'n Goblins' o 'Commando' entre otras. El juego que nos ocupa pudo verse, además, en distintos microordenadores como MSX, Amstrad CPC o C64.

¿De qué va ésto?

Bajo la sencilla premisa de recorrer un escenario con la tarea de recoger los 12 huevos repartidos por él da comienzo toda una odisea de saltos, escaladas, superficies móviles, partes desapareciendo a nuestro paso... que no deja un momento de respiro.



En una lucha contra el crono y ante unas aves con mal genio tiene lugar uno de los más divertidos y adictivos programas que jamás he probado en el ZX. Escaleras o ascensores no faltan a la cita para ayudar, y también para obstaculizar, al protagonista en su labor de recolectar la docena prevista en cada pantalla. Asimismo hay a lo largo de los tramos montoncitos de maiz que contribuyen a aumentar nuestras puntuaciones. Y cuidado porque en su jaula aguarda "mamá ave", un ser con muy malas pulgas que una vez suelto nos perseguirá sin descanso allá donde vayamos.


Existen más de 100 fases aunque no hay un fin como tal y las escenas se repiten con mayor dificultad conforme avanzan llegando a momentos de auténtico frenesí. Algo muy propio de la época y que contribuía a alargar la vida útil de las creaciones. De hecho a partir del nivel 101 se renombra a simplemente "1".

Técnicamente correcto, muestra unos gráficos sin alardes pero con un inconfundible estilo "8bitero" muy en la linea de lo visto en el Speccy. Además los sprites se mueven a gran velocidad a través del monitor lo que ayuda a su jugabilidad, punto clave de la obra. Eso sí, ojito los impacientes que al principio es algo durillo en cuanto a dificultad pero con práctica se le acaba cogiendo el punto.

En su origen se echó en falta que no soportase el manejo con joystick aunque no es algo más que anecdótico dado el sencillo carácter en el control de que hace gala la entrega.