Tras una muy grata experiencia de juego con su primera parte me ha costado mucho tiempo ponerme con la secuela por unos motivos u otros. Durante casi un lustro en la estantería hace poco fue el momento de darle la oportunidad que merecía y retomar las andanzas de "nuestr@" comandante Shepard. Y tras concluirlo por vez primera en Xbox 360, y con el recuerdo del mismo todavía fresco, las sensaciones dejadas son muy heterogéneas.



Con trazo grueso he de decir que como RPG me sobra acción y como shooter me faltan enemigos finales a la altura de lo que se espera de superproducciones en cuya base hay presupuestos mareantes. Es esta inconsistencia al posicionarse la que, para mí, le impide llegar a la cúspide en cualquiera de estas dos vertientes.

Su parte de rol, la que más me interesaba y esperaba ver potenciada respecto al 'Mass Effect' original, me ha resultado agridulce. Pese a las amplias posibilidades ofrecidas deja con la idea de que podría haber dado mucho más de sí, sobretodo en cuanto a las misiones principales obligatorias para terminar la historia. De hecho, su vertiente más "rolera" brilla especialmente en las búsquedas de lealtad opcionales, con momentos sublimes en las concernientes a Jack, Samara y Tali. La pena es que éstas quedan relegadas de forma casi marginal respecto a la duración total de la aventura.



Como dejo entrever, las misiones que conforman el núcleo duro de este periplo galáctico a bordo de la Normandía son en su mayoría excesivamente lineales, primando la acción por encima de cualquier otro elemento y donde los disparos hacen acto de presencia de forma más cercana a un 'Gears of War' o 'Halo' que a una obra que pretende ser catalogada como RPG al uso. Y, encima, muestran su buen hacer en cuanto a creación de bosses de manera escasísima, siendo digno de mención y recuerdo apenas uno de ellos. 

Algunos intentan hacer creer que así han de ser los contemporáneos del género; o la nueva vertiente/subgénero que va tomando forma y calando a la que se empeñan en hacer llamar rol occidental. Pues conmigo pinchan en hueso y no porque sea aficionado a los JRPG, que lo soy, sino porque títulos como 'The Witcher 2' han demostrado que la conjunción de rol y acción en sus dosis justas puede funcionar... y muy bien de hecho.



Técnicamente, para mí, muestra un nivel muy alto tanto en su apartado gráfico con creíbles expresiones faciales como en el sonoro donde destacan las voces de los personajes, siendo abanderado de las mismas Martin Sheen como "El hombre ilusorio". Los modelados de los personajes, sus movimientos, los entornos... se han realizado de manera muy convincente, haciendo gala de un sólido unreal engine que únicamente flaquea con algunas bajadas de frames; aunque desde luego éstas son mucho menos acusadas que en el primer 'Mass Effect'. La IA tanto de aliados como de enemigos en ciertos momentos no actúa como debiera, sufriendo en ocasiones incluso bugs como enemigos parados/bloqueados, aunque afortunadamente no es la tónica general.

En aspectos como la (corta) duración de la aventura principal o la cantidad de DLC's aparecidos no profundizaré en demasía ya que el primero es subsanable mientras el segundo es una muestra más (y van...) de hacia donde se dirige la industria comercialmente.

Las 16 horas que he invertido en concluir la historia (en difícil con clase "Vanguardia") han sido bien aprovechadas para visitar las mayoría de ciudades, hablar con algunas de sus gentes y, para qué negarlo, dejar de lado más de una y de dos búsquedas prescindibles. Pese a ser más largo que su antecesor el resultado parece más vacío ya que multitud de momentos no son más que réplicas unos de otros, echando en falta mayor variedad en las situaciones. En esta secuela las conversaciones con la mayoría de gente que sale al paso son insustanciales y, en caso de que planteen un objetivo a realizar, éste es previsible casi desde las primeras palabras intercambiadas en la charla. Es por ello que al final se acaba reduciendo todo a ir del punto A al B eliminando lo que se mueva, lo cual es una premisa muy pobre si de buscar ser un referente del género se trata. Y, encima, un paso atrás comparado con lo que encontramos en 2007 donde la acción no era la única protagonista.



Asimismo molesta, y mucho, que si se dejan para otro momento tareas secundarias e incluso algunas principales, el ritmo de la historia puede atropellarnos sorpresivamente y cuando queramos darnos cuenta estar viendo el final del juego sin posibilidad de volver atrás a completar lo pendiente. Algunos lo verán como una invitación para rejugar en un futuro, mientras otros lo encontrarán como algo no tan positivo; en mi caso me inclino más por lo segundo. Los programadores tratan de paliar ésto ofreciendo una solución intermedia en forma de escasa opción a seguir visitando planetas y completando algunas secundarias, pero otras se pierden para siempre por lo que, sinceramente, la fórmula orquestada no satisface en absoluto.

Probablemente quien lea estas líneas pensará que la obra de Bioware ha sido una decepción total: nada más lejos de la realidad. Pero es de esos juegos que con algo más de trabajo enfocado hacia el jugador menos casual hubiese quedado redondo. Y, por ello, duele encontrar defectos fácimente subsanables que le hubiesen aupado a un espacio reservado sólo a los más grandes. Supongo que la entrada de EA había de notarse.