'Wonder Boy', "el chico maravilla", fue durante un tiempo el rival natural de Mario. Creado como la respuesta de Sega al emblemático título de plataformas de Nintendo se hizo rápidamente con un hueco importante en el mercado arcade.

Su salida se produjo en 1986, apenas un año después de la aventura del fontanero italiano con la que saltó, nunca mejor dicho, a la fama. Corriendo bajo los circuitos de una ya veterana placa System 1 se logró una recreativa que apostaba por un género en auge al que añadía diversas opciones que lo hacían muy atractivo.


Se introduce una barra de vitalidad que hay que mantener a base de recoger fruta repartida por los escenarios. Ésta disminuye con el tiempo por lo que la premura a la hora de resolver las situaciones es vital. No solamente hay que preocuparse de que los enemigos no maten al más mínimo contacto, también se debe estar atento a tropezones inesperados con rocas y obstáculos que pueblan los mapeados y bajan el nivel de energía.

Para hacer más sencillo el viaje se cuenta con distintas ayudas en forma del icónico monopatín que, aparte de aumentar la velocidad de desplazamiento, posibilita recibir un golpe más antes de perder la vida. Asimismo momentos de invulnerabilidad al recoger un ángel o hachas que permiten ser lanzadas son otra constante. Todos estos power-ups se encuentran dentro de diversos huevos. Cabe mencionar que existen una segunda  clase de huevos "malos" que desean confundir al protagonista para deteriorar su delicada salud.

Es una obra extensa con 7 áreas, compuestas de 4 rondas cada una, más una octava oculta. Esta última únicamente aparecerá en caso de haber recogido a lo largo del trayecto las 28 muñecas totales esparcidas por las fases.


La historia es la clásica de chico debe salvar a chica de las garras del malo malísimo. En este caso el héroe, Tom-Tom, debe hacer frente al maléfico Drancon para poder rescatar a su compañera. Los encuentros ante este oponente tendrán lugar en la última estancia de cada capítulo bajo la forma de jefe final del mismo. Distintas encarnaciones, cada vez más complicadas, esperarán al concluir las áreas. 


Técnicamente destaca el colorido y variedad de localizaciones, recreando desde una selva a plena luz hasta cuevas y escenarios nocturnos o nevados. En estos últimos, incluso, deberemos tener cuidado con las inercias y resbalones inoportunos que puedan jugarnos una mala pasada en cualquier instante. Pese al limitado tamaño de sprites o las pobres animaciones el conjunto es muy resultón gráficamente debido a una estética muy personal e inconfundible. En el apartado sonoro cuenta con algunas melodías que han pasado a la historia de los videojuegos, siendo la principal de ellas una de esas que se recuerdan siempre y cuyos primeros compases irremediablemente nos evocan a estos mundos de saltos y diversión.

Ya que no todo es perfecto en esta vida el principal escollo del título, en mi opinión, es su rígido esquema que en ocasiones lo convierte en repetitivo. Pese a los variados entornos muchas veces se tiene la sensación de estar haciendo lo mismo durante demasiado tiempo. Probablente esta visión sea más achacable a alguna versión doméstica (en mi caso aún conservo mi copia de Master System, a la que un sistema de passwords para guardar partidas le hubiese venido de lujo) que a algo propio del arcade, ya que no recuerdo esa misma sensación a los mandos de la recreativa en su momento. Pero aún así, como actualmente la mayoría jugamos estas obras procedentes de las máquinas de monedas en casa, creo importante mencionarlo.


Como punto extremadamente favorable quiero destacar lo inteligente y cuidado del diseño de muchos niveles. Obstáculos, enemigos, plataformas móviles y espacios vacíos se encuentran en su lugar exacto para conseguir una cota de dificultad ajustadísimo en la entrega. La excelente respuesta del control a nuestras órdenes también contribuye a que avanzar no dependa más que de nuestra propia habilidad. Con práctica y experiencia es posible llegar muy lejos en la aventura. E incluso, los más avezados, pueden permitirse ciertas licencias siendo un juego tremendamente espectacular si se domina a fondo y se desea acabar con los tramos a toda velocidad.

En conclusión un notable ejemplo del género de plataformas 2D que durante bastante tiempo no faltó entre los integrantes principales de ninguna sala que se preciase.