Hoy me apetece hablar acerca de uno de mis "shmups" favoritos de todos los tiempos y, probablemente, de mi juego clásico preferido dentro del excelso catálogo con que nos deleitó Neo Geo. Ni más ni menos se trata que del shoot'em up de scroll vertical Aero Fighters 2, también conocido en Japón como Sonic Wings 2, obra que data de 1994.

Originariamente la trilogía arcade clásica se realizó entre los años 1992-1995. Conforme las máquinas de 16 bits empezaron a perder su lugar de preferencia y referencia en el sector Video System continuó estirando su obra, aunque para esta ocasión se centró en los sistemas domésticos de nuevo cuño siendo Playstation y Sega Saturn las que recibieron a Sonic Wings Special en 1996. Éste fue también portado a los arcades bajo el nombre de Sonic Wings Limited. La saga terminó en 1997 con un nuevo integrante, esta vez para los circuitos de Nintendo 64, llamado AeroFighters Assault.


Si bien Aero Fighters es un título notable no fue hasta la llegada de su segunda parte cuando se pudo apreciar en todo su esplendor lo que podía dar de sí la fórmula empleada en el original. Todo lo bueno apuntado en aquella se potenció y amplió hasta límites que por entonces parecían imposibles. Aunar brillantez gráfica, explosividad, frenetismo controlado, escenarios ricos en detalles con cientos de objetos en movimiento sin apenas ralentizaciones y con un scroll suave como la seda parecía ciencia ficción. Pero es que además se ofrecían 8 aviones distintos con los que adentrarnos en la aventura, diferentes desarrollos de fase (a partir del segundo capítulo el orden de escenarios no es fijo en todas las partidas), dificultad perfectamente ajustada y la eterna sensación tras acabar una partida de querer más.

Como he mencionado, tras introducir nuestra moneda, podemos optar entre un elenco compuesto de ocho caracteres distintos, que van desde un bebé a un samurai pasando por robots o delfines, cada uno con un avión propio el cual posee armamento exclusivo. Tanto su arma principal como las bombas especiales difieren de uno a otro. Para el control se opta por algo simple aunque efectivo:2 botones, uno encargado del disparo y otro del armamento más destructivo y limitado. Las armas pueden ser potenciadas recogiendo los frecuentes power-ups que irán apareciendo hasta un total de 3 niveles, si bien existe uno extra que nos da mayor poder de destrucción durante unos segundos. La lástima es que es automático y no podemos decidir cuándo nos conviene gastarlo.












El desarrollo, con un movimento vertical de la pantalla, nos lleva a recorrer hasta un total de 10 escenarios. La mayoría de áreas son cortas presididas en su recta final por un enemigo que nos pondrá las cosas complicadas. Existen también algunas fases de bonus con las que aumentar a tope el armamento y mejorar nuestra puntuación. En general el grado de complicación de esta entrega es comedido aunque exigente casi desde el primer momento. Con una curva de dificultad bien estudiada nunca se tiene la sensación de estar ante un juego frustrante o al menos no hasta el último nivel. En él todo lo dicho acerca de la dificultad se va al traste y se sube exponencialmente la misma. Además no se permite continuar desde el punto en que se perdió la última de nuestras vidas. Aquí quien escribe estas lineas ha de confesar que jamás pudo terminar este arcade en los salones recreativos por lo insano de ese escenario final.

Para alargar la duración del título se optó por recurrir a, una vez solventado ese escollo último que presenta la aventura, ofrecer una segunda vuelta desde el principio esta vez con mayor dificultad. A mí estas cosas siempre me han parecido irritantes ya que continuamente tengo presente el momento en que, por primera vez, iba a terminar Super Ghouls'n Ghosts de SNES tras sufrir de lo lindo para llegar a lo que yo creía el final cuando de repente... vuelta al primer nivel (odié a Capcom en ese momento sobre todas las cosas).

Gráficamente destaca por un uso inteligente de la paleta de colores presente en cada escenario siendo éstos muy distintos entre ellos. Los sprites se presentan enormemente cuidados con amplia variedad de enemigos, cada uno con armamento propio, siendo éstos además ricos en tamaño y forma. También nuestra dotación armamentística se representa en pantalla de una manera espectacular siendo dignos de mención los tremendos efectos al usar las bombas especiales. Los fondos son muy detallados con ubicaciones que presentan referencias perfectamente reconocibles como por ejemplo la Estatua de la Libertad. Ciertos componentes del entorno son destruíbles ofreciendo distintas recompensas por ello así como también es habitual encontrar a ciertos enemigos camuflados en los decorados a la espera de que llegue su momento para hacer acto de aparición. Los jefes finales son un derroche de calidad y, mostrando un tamaño considerable, se mueven con una agilidad pocas veces vista hasta ese instante.

La inclusión de poder participar 2 jugadores de manera simultánea junto con el amplio número de personajes a seleccionar, además de lo interesante en el diseño de niveles y en el reto que suponen los enemigos finales, convierten al juego en una joya muy rejugable.