A finales de 1999 llega a los arcades la secuela de un mito que diez años antes se presentaba en sociedad: Strider. El clásico original vió la luz en un abanico amplísimo de sistemas, desde ZX Spectrum hasta otros más potentes como Megadrive y PC Engine CD.

Para la revisión y puesta al día Capcom optó por un camino muy seguido en aquellas fechas: sprites en 2D sobre escenarios en 3D, con un resultado bastante positivo. Siguiendo la mecánica del primer Strider se potencian sus habilidades añadiendo nuevos movimientos, como correr o la capacidad de realizar saltos dobles, y con un diseño de escenarios inteligente se consigue una obra redonda. Únicamente se portó a PSX en cuanto a sistemas domésticos siendo esta versión la que me dió a conocer el título así como también con la que he realizado las imágenes que acompañan este artículo. Es un calco al arcade, potenciado con algunas opciones que fomentan la rejugabilidad, ya que el hardware sobre el que corría éste, Sony ZN-2 board , es muy similar al de Playstation. También, como extra, incluía un segundo disco con el Strider original.

El argumento retoma los hechos acaecidos en el primero y la vuelta a la vida de Grandmaster Meio para, una vez más, sembrar el caos en la sociedad. Con la intención de pararle los pies surge una encarnación del héroe original, Hiryu.

Para enfrentarnos a esta aventura podemos optar por elegir entre tres diferentes niveles sobre los que comenzar. La selección no sólo se queda al comienzo sino que es extensiva al resto conforme se van acabando. En total se compone de cinco localizaciones, localizándose las dos últimas en escenarios ya visitados en la primera parte de la saga. Existe también un área oculta conocida como Mission 0.


Durante el transcurso del juego tendrá lugar en dos ocasiones un enfrentamiento con Hien, personaje celoso de Hiryu que, para tratar de acabar con él, se une a Meio. En la versión para consola acaba siendo un personaje con el que poder jugar una vez desbloqueado tras completar todas la misiones por primera vez. Asimismo, y hablando de aspectos ocultos, también existen armas a desbloquear cumpliendo distintos cometidos que facilitan el recorrido, como por ejemplo boosts ilimitados si se ha dado fin a las misiones utilizando a Hien.

Las fases de este hack & slash son un compendio de plataformas y enemigos con un diseño inteligente en que podremos avanzar tanto vertical como horizontalmente. Interiores de edificios, azoteas, tejados, exteriores nevados... muchos serán los lugares por los que podremos movermos con tal de seguir adelante. En el transcurso de ellos podremos encontrar enemigos de gran envergadura y jefes tanto a mediado como al final de cada capítulo. Algunos de estos bosses plantean actuar con mesura y de manera estratégica si se desea acabar con ellos sin perecer demasiadas veces en el intento. Para disfrutar de este título recomiendo hacer uso de la opción de subir la dificultad a los niveles máximos (existen ocho en la versión para la máquina de Sony) ya que es cómo supone un reto y cómo más se aprecia lo elaborado en la rutina de ataques enemigos.

El control es una delicia ya que se muestra preciso en todo momento con una rápida respuesta del mando/joystick y realizar las más variopintas acciones de las que es capaz Hiryu (o Hien) resulta sencillo. 

El juego es, en principio, corto aunque tremendamente rejugable con el aliciente de tratar de acabar los escenarios en el menor tiempo posible o con las mejores puntuaciones, muy en la linea de los objetivos que presentan muchos de los shoot'em ups actuales más conocidos.

La banda sonora acompaña a la acción sin molestar aunque con altibajos acusados de calidad entre las distintas pistas musicales, llegando a haber temas muy buenos (por ejemplo el del cuarto stage, Flying Battleship Balrog) con otros simplemente pasables. 

Actualmente no es complicado hacerse con este CD para PSX y, según estado de conservación, podemos encontrarlo dentro de la horquilla de precios 40-60 €.