El arcade Golden Axe supuso para Sega, en 1989, otro éxito absoluto entre los habituales a los salones recreativos. Un directo hack & slash que se hizo rápidamente un hueco entre las preferencias de muchos jugadores a la hora de elegir máquina donde depositar nuestras monedas. No tardaron demasiado en portar el título para sistemas caseros y una de las mejores y más fieles versiones fue la aparecida para su consola de 16 bits en 1990.

No se hizo de rogar en exceso la secuela y a finales de 1991 aparece en el mercado este Golden Axe 2 en exclusiva para Megadrive. También en 1992 vió la luz Golden Axe: The Revenge of Death Adder, segunda parte de la obra pero esta vez en exclusiva para arcades siendo un juego completamente distinto al que nos ocupa en este análisis. 


Manteniendo la linea del original se suceden nuevas fases donde dar rienda suelta a nuestro gusto por repartir mandobles, con hacha o espada, a diestro y siniestro. De nuevo los tres personajes seleccionables, Ax Battler, Tyris Flare y Gilius Thunderhead, hacen acto de presencia. Para la ocasión han aprendido un nuevo movimiento, útil especialmente cuando se encuentran rodeados (botones de ataque+salto), se les ha añadido la posibilidad de elegir hacia donde lanzar a los enemigos y el sistema de magias ahora es más flexible variando la potencia de la misma (y la cantidad de "botes" que gasta) en función de cuánto tiempo pulsemos su botón.

Pese a ser unas novedades interesantes no son nada revolucionarias y en la práctica manejar a estos guerreros no supone apenas diferencia a lo visto en el primero. 


Si los cambios en los caracteres principales no son destacados las fases a recorrer lo son aún menos, con apenas variaciones de enemigos y monturas respecto al original. Los escenarios, en multitud de ocasiones, parecen un calco con alguna variación de color y poco más. Quizá el más destacable en este sentido sea la cueva del volcán (nivel 4) por su magníficos detalles gráficos. El desarrollo es también prácticamente igual a lo ya jugado sin situaciones que sorprendan.

En total se compone de 7 fases con una duración media para el género en que nos movemos, combinado con una dificultad bien estudiada además de contar con varios niveles entre los que elegir, siendo el más sencillo de ellos una versión recortada del juego completo que nos impide ver las últimas pantallas y el enfrentamiento final con Dark Guld así como recuperar el hacha dorada en posesión del mismo. La inteligencia artificial de los enemigos no está muy cuidada siendo fácil hacerles caer por precipicios por su propio pie debido a que su script de movimento no contempla los recortes en ciertas zonas de los escenarios. 


Técnicamente cumple mejorando ligeramente la primera aventura en cuanto al apartado gráfico. Los sprites son grandes y bien perfilados aunque la variedad de enemigos es escasa y cae en la monotonía de presentar versiones coloreadas de los mismos en demasía. Las magias resultan espectaculares contando cada personaje con varias diferentes representadas en pantalla, según el grado de daño, de distintos modos. Los escenarios se muestran sólidos y se adaptan perfectamente a la atmósfera que se pretende, al igual que las melodías que acompañan a la acción las cuales encajan perfectamente en el género de fantasía épica que se busca conseguir. Ello unido a un muy buen control de los personajes, los cuales responden a las órdenes del pad con soltura y agilidad, hace que el conjunto pueda calificarse como notable.

Pese a la evidente falta de frescura nos encontramos ante un gran juego que, como ha quedado claro, sigue paso por paso a su primera parte pero que no por ello deja de ser un buen producto con el que pasar un magnífico rato, solos o en compañía de un amigo. Un beat'em up clásico que, sin innovar, cumple su cometido y divierte.