Introducción: el arcade 'Sega Ninja'.

Hablar de la versión de 'The Ninja' para Master System nos lleva a reseñar el arcade de 1985 'Sega Ninja'. Ambientado en el Japón del siglo XVII se invita, en este último, a asumir el control de la Princesa Kurumi, una avezada ninja. Y al más puro estilo del género run & gun se ha de acabar con todo lo que aparece en pantalla a base de distintas armas arrojadizas. Corriendo sobre una placa Sega System 1 se encontró en los salones dura competencia con 'Commando', cuya popularidad fue y es indiscutible.



En el año siguiente se produce el salto al entorno doméstico de la adaptación de la máquina de monedas, con distintas variaciones respecto al original.

Su paso a Master System.

En la versión para la 8 bits de Sega se hicieron cambios profundos en el estilo gráfico, tratando de mostrar de manera más realista el entorno en que nos movemos. Asimismo el protagonismo pasa a recaer sobre un hombre llamado Kazamaru, dominador de las artes ninja. 



Los niveles también se alteran en su desarrollo aunque sin perder la identidad que poseían en la recreativa y, de nuevo, se pueden disfrutar fases de scroll vertical intercalando otras de scroll horizontal que dota a la obra de una variedad mayor a la acostumbrada en este género. Todo ello desde una perspectiva cenital.

El juego en sí.

Como buen exponente arcade prima la acción sobre otros aspectos. El primero dispara y luego pregunta está presente desde el instante en que da inicio la aventura. Aunque, en este caso, el objetivo final va más allá de limpiar la pantalla de todo enemigo que aparezca. 

Para poder acceder a la pelea con Gyokuro, señor que está atormentando a la región de Ohkami y oponente último al que ha de enfrentarse Kazamaru, deben conseguirse 5 pergaminos ocultos a lo largo del mapeado. Solamente una vez recuperados y, tras realizar una tarea encomendada en cierto momento (no quiero caer en el spoiler), se le concederá al protagonista la oportunidad de dar buena cuenta de este villano. Como véis, hay más encerrado de lo en principio previsto para un run & gun.



El título se compone de un total de 13 niveles que si bien son bastante cortos pondrán en aprietos a más de uno por su alta dificultad. Al final de cada uno de ellos espera un boss para tratar de impedir el paso a la siguiente zona. Cada vez que es alcanzado nuestro héroe éste pierde una vida, por lo que se exige una alta capacidad de reflejos si quiere completarse la tarea. Además, en caso de no lograr todos los scrolls, han de repetirse ciertas fases hasta hacerse con ellos.

La aventura lleva a recorrer distintas estancias, desde bosques a ciudades, sin olvidar momentos en los que se exige cruzar un río pasando de tronco a tronco u otros en los que trepar y no caer será nuestra máxima preocupación. Una diversidad que se agradece.



Para el control se opta por un botón para disparar verticalmente, otro para hacerlo en la dirección en que se oriente nuestro ninja y un último movimiento de evasión al pulsar ambos botones simultáneamente.

Técnicamente es un título limitado al que se le nota el hecho de ser de la primera hornada de desarrollos para la 8 bits de la compañía del erizo azul. Gráficamente muy simplista, sin lujos en su puesta en escena. Y con un apartado sonoro en la misma linea, con escasez de melodías tanto en cantidad como en calidad. 

Conclusiones.

Pese a sus carencias siempre me ha parecido este 'The Ninja' un agradable juego con el que compartir un rato al encender mi Master System. Pese a que objetivamente es corto, su dificultad lo convierte en un reto. Ello consigue aumentar su rejugabilidad mucho más de lo esperado. 


Cuando lo conseguí en su momento ya estaba encuadrado en la linea económica de cartuchos de la máquina, y por apenas 1990 pesetas ofrecía diversión directa bajo la siempre sugerente y atrayente temática ninja. Para mí es un clásico que me ha acompañado durante más de 20 años, que aún conservo y del que no creo que nunca me desprenda.

Si lo conocéis no dudéis en dejar vuestra opinión del mismo aquí abajo. Y si no le habéis dado una oportunidad, jamás es tarde para hacerlo.