Introducción.

Ya que ayer fue Viernes 13 nada mejor que recordar el arcade protagonizado por Jason... digo... por Rick, que ataviado de una extraña máscara y un buen puñado de mala leche ha de rescatar a su desaparecida novia.


Namco fue la encargada de llevar a los salones la odisea por la mansión West. Corriendo sobre una avanzada placa, para la época, llamada System 1 este violento título contó con diversas trabas para su distribución además de tener el dudoso honor de ser el primer juego con una advertencia para padres acerca de su contenido. Y es que un espectáculo de casquería y vísceras no era algo bien recibido en sitios que, principalmente, estaban destinados a niños y adolescentes.

Eso sí, pese a los obstáculos iniciales no cabe duda de que la saga 'Splatterhouse' salió bien parada en su conjunto, llegando a contar incluso hace no demasiado con un nuevo integrante dentro del catálogo de Xbox 360 y PS3.

Historia.


Este beat'em up nos traslada a una oscura noche de tormenta en que Rick y su novia Jeniffer se han de refugiar en la perturbadora mansión West. Allí misteriosamente ella desaparece y él muere. 

A cambio de volver a la vida, y para tratar de salvar a su pareja, ha de ponerse una máscara (del terror) que le otorga poderes con los que acabar con las fuerzas siniestras que se encuentran en el interior de ese caserón. Solamente llegando hasta el último de los rincones que componen la extraña estancia podrá liberar todos sus males. Pero la máscara no presta su ayuda desinteresadamente...

El juego.

A lo largo de siete niveles Rick habrá de enfrentarse a una ingente cantidad de seres de ultratumba, objetos hechizados y todo tipo de grotescos enemigos. En su periplo no dudará en utilizar todo aquello que encuentre en el camino para abrirse paso: palos, cuchillos de carnicero, armas de fuego, lanzas...


Los escenarios poseen un desarrollo 2D en que a través de una ruta prefijada se llega desde el punto A al B tratando de sobrevivir en el camino. En bastantes ocasiones este trayecto puede verse alterado por caídas hacia alturas distintas en la que las acciones a realizar se ven alteradas. Ello da un punto de variedad que ayuda a romper la monotonía.

Durante el peregrinaje se accederá a secciones muy diferentes: diferentes plantas y habitaciones, zonas de alcantarillado, estancias exteriores, bibliotecas...


Al final de cada etapa espera el consabido jefe final, si bien en esta obra toma las formas más diversas que puedan imaginarse. Desde típicos objetos de una casa que toman vida propia tratando de acabar con la de Rick hasta gigantes que, sierra mecánica en mano, buscarán exterminar al protagonista. También el doble de nuestro personaje no dudará en ponernos las cosas complicadas en el cuarto capítulo apareciendo sorpresivamente tras unos cristales, justo antes de hacer frente a unas cabezas voladoras. Estos combates en las postrimerías de cada fase aportan probablemente los momentos más desafiantes de los que componen esta terrorífica epopeya. Muchos de ellos son guiños claros a las cintas del género como "Poltergeist", "Evil Dead" o "El Exorcista".

Apartado técnico.

Gráficamente resultaba muy espectacular en su momento. Sprites detallados y de un tamaño considerable consiguen recrear de forma creíble todo un mundo gore que pone los pelos de punta. Los enemigos son variados y están realizados de las más diversas formas, con distintas animaciones según la manera en que se acabe con ellos. Existe un acusado efecto de profundidad en los escenarios gracias a una excelente sensación creada por distintos planos de scroll cuyo cúlmen llega cuando, palo en mano, se acaba con los oponentes de un golpe enviándolos hacia las paredes laterales para que mueran.


La recreación de líquidos saliendo del cuerpo, ya sea por aplastamiento o por cortes, está muy conseguida y es uno de los motivos principales del aviso parental que acompañó al título.

El campo sonoro no se queda atrás y logra una atmósfera que contribuye a envolver al jugador en este mundo de pesadilla con melodías y efectos muy acertados y de alta calidad. Gritos, voces digitalizadas, ruidos de cristales, inquietantes fragmentos en forma de partitura, sonidos guturales... nos acompañarán desde la intro hasta dar por concluída la aventura.


Para el control se hace uso de 2 botones: uno de salto y otro con el que se golpea, ya sea con los puños o con alguna de las múltiples armas repartidas por los mapeados. También patadas voladoras o a ras de suelo pueden realizarse combinando estos botones y la dirección.

Conclusiones.

'Splatterhouse' superó con creces las expectativas pese a las trabas iniciales. Su adictiva jugabilidad, gracias a un nivel de dificultad exigente, invita a rejugar una y otra vez la obra premiando la experiencia con partidas cada vez más largas y satisfactorias. No es un título extenso pero tratar de acabarlo con un único crédito puede mantenernos ocupados durante un buen tiempo.