No sé vosotros pero yo cada día soporto menos ciertas estrategias de marketing destinadas únicamente a vaciarnos los bolsillos.

En ocasiones insertan en nuestro mundo más cercano palabrejas de origen anglosajón que jamás necesitamos, y un grueso de población voluble y moldeable comienza a repetirlas cual cantinela popera comercial de dudosa calidad. Y, una vez implantadas (ya están aquíiii...), que comience la fiesta (para algunos, claro).

Ahora todo es gamer y/o gaming: un PC, sus usuarios, los de consola, altavoces, auriculares, teclados, monitores... Ya mismo hasta una tostadora será candidata a usar el vocablo. 



Hace no mucho, al menos en cuestión de hardware, uno establecía unos límites mentales entre lo que podía considerarse dentro o fuera de la categoría. Ya ni éso. Hasta equipos sin gráfica dedicada, del tamaño de un Chupa Chups (con su correspondiente calor más propio de Mordor que de un estable equipo destinado a juegos) cuyo mayor logro es poner en marcha el WOW a mínimos de calidad y resolución son capaces de ser "gamers".

Afortunadamente, para maximizar el rendimiento de esas monedas que tanto nos ha costado conseguir, siempre quedarán los foros y sus miembros dispuestos a ayudar para configurar una torre adecuada. Mayor satisfacción para el usuario y también para su cartera. Que no se deje llevar por publicidades engañosas (cada vez que hablan de gráfica potente para un ordenador gamer en un folleto de tienda que empieza por M... es para echarse a temblar). Ni siquiera marcas reconocidas quieren dejar pasar la oportunidad de lograr su cuota del pastel en este jugoso nicho. Por ejemplo, Asus tiene su línea ROG (la "G" ya os podéis imaginar a qué hace referencia) a la que ha incorporado equipos premontados. El sobreprecio está asegurado.

Asimismo tablets o smartphones (XXL, aunque ni los bolsillos de los raperos más auténticos los resistan) no se quieren quedar fuera de juego.

Caso aparte y digno de estudio es el de los periféricos. Hasta hace no mucho uno distinguía a ratones precisos de imprecisos y a teclados cómodos de incómodos. Algo fácil, sencillo y para toda la familia. Pues llegaron los "listillos" de la mercadotecnia y también transformaron este sector al incluir su vocablo gaming.

Así toca lidiar con teclados que incluyen luces, pinturas de guerra, colores que ni el Simon, mecánicos, de membrana, ruidosos, grandes y pequeños. Y su único nexo en común, además de servir todos para básicamente lo mismo, es que gracias a la nomenclatura añadida se incorporan varias decenas de euros de más a su precio. ¿Justificados? Tanto como los cubatas con 4 hielos y alcóhol nefasto por 10€.


Y no se vayan todavía, aún hay más. Todo un mundo inexplorado como el de los auriculares ha dejado de ser tierra libre para convertirse en nuevo coto de caza. Así, con tonalidades imposibles y la palabrita de marras, se cascan 40 y 50€ para empezar la broma. ¿Y la calidad sonora? Horrible, of course!

Parece que aún no se ha tenido bastante con haber aceptado contemporáneos misterios sin resolver como el de los cascos Beats por 200€ (tengo veteranos Technics o más recientes SuperLux para la guitarra eléctrica cuya calidad de sonido es bastante superior, a una pequeña porción de su precio) que ahora hay que destrozar un nuevo sector.

Sea para jugar o para escuchar música la recomendación es la misma: huid del marketing y acercáos a marcas especializadas en audio, vuestros oídos lo agradecerán. E informáos de qué necesitáis que no todos los auriculares, aunque lo parezca, son para lo mismo. Bose o Sennheiser son capaces de colmar las necesidades de la mayoría, cada una en su rango de precios. Aquí, al menos, los sobreprecios estarán medio justificados.



Pues hala, ya me he desquitado. El capitalismo y su capacidad de inventiva sin fin nos acechan. ¡A las trincheras!