Tras el bombazo que supuso de cara a las navidades la salida de la versión Megadrive de Aladdin a finales de 1993 las aguas se calmaron, y fue entonces cuando Sega optó por sacar al mercado nuevas aventuras del genio y el ladronzuelo de Agrabah para sus sistemas de menor potencia. Así aparece el juego que nos ocupa: Aladdin para Master System y también para la portátil de la compañía, Game Gear, siendo ambas prácticamente idénticos y enfocando este artículo en la versión que recibió la consola de sobremesa. Probablemente se trate de la versión más desconocida de las andanzas del héroe de la lámpara maravillosa por los sistemas domésticos de la época, algo olvidada respecto a sus homónimas de 16 bits tanto de sega como de nintendo.


En 1994 la antigua máquina de 8 bits de Sega se encontraba prácticamente jubilada para la mayoría de mercados permaneciendo únicamente viva casi exclusivamente en Europa*

Pese a que sus mejores tiempos habían pasado se negaba a morir prematuramente y con esta conversión demostró que técnicamente aún no había dicho su última palabra.

Para recibir la llegada de los míticos personajes de Disney se vistió con sus mejores galas y ofreció un despliegue gráfico, de colorido y hasta musical (uno de los grandes lunares de la consola) pocas veces visto hasta la fecha. 

Desde un primer momento se puede apreciar que este juego no va a ser uno más dentro del extenso catálogo que ha albergado con, hasta ese instante, casi diez años de títulos ininterrumpidos. Comenzando con la música inicial hasta las primeras cinemáticas se observa el mimo con el que se ha tratado la adaptación. No hay que olvidar que el excelente 'Aladdin' para Megadrive suspuso un despliegue técnico alabado por todos los medios del mundillo y se acabó convirtiendo en uno de los buques insignias de la consola y, por extensión, de la compañía.

Una vez a los mandos para comenzar la andadura por las calles de Agrabah nos topamos con una persecución que muestra a las claras que estamos ante algo muy serio: una fase de scroll horizontal con gráficos muy detallistas que se mueven a toda velocidad con una suavidad pocas veces vista en la 8 bits junto a uno de los personajes mejor animados que han visitado los circuitos de la máquina negra, y todo ello encumbrado por un control preciso y ágil que nos transporta a una huída de película, como no podía ser menos.

Así, poco a poco, vamos recorriendo los puntos claves del film de animación con una banda sonora de lujo de fondo, la preferida del que aquí escribe estas lineas de entre las cintas Disney. Conoceremos a Jasmine, nos dejaremos engañar por Jafar, el simpático Abú nos meterá en líos, hará acto de presencia el Genio, pediremos la mano de la princesa al Sultán...

A través de 9 variados capítulos tomaremos el control del joven protagonista en varios tipos de fase: persecuciones con scroll automático, niveles de plataformas, vuelo con alfombra mágica con y sin compañía, luchas contra guardias y enemigos...

El desarrollo de la aventura y su estructura es completamente diferente al vivido en la adaptación para la 16 bits de Sega. La historia sería el único punto en común entre ambas versiones.

Técnicamente se muestra sólido con efectos de scroll parallax en escenarios con abundancia de detalles y amplio colorido, siempre sin olvidar la máquina en la que nos encontramos. No se aprecia flickering en los sprites de manera acusada ni ralentizaciones en escenas rápidas con bastante acción. Sega hizo una gran labor para que, de principio a fin, el conjunto brillase a un alto nivel. Mención especial para el tamaño del enemigo final de la aventura ocupando casi por completo la altura de la pantalla, algo pocas veces visto en la 8 bits. La música es otro aspecto destacable. Las melodías de la película se recrean con acierto a través del limitado hardware de master system y son fácilmente reconocibles. Por su parte los efectos de sonido no pasan de ser simplemente correctos. 

Todo este despliegue tiene su contrapartida en la duración del juego: incluso los menos avezados no tardarán más de una hora en ver el final de la aventura. Ésto unido a que, pese a contar con solamente una vida y 3 “corazones”, existen continuaciones infinitas facilita en exceso la labor. Por si fuera poco incluso se cuenta con un sistema de passwords para comenzar desde el punto en que nos hubiésemos quedado. Es un lunar que empaña un poco el enorme trabajo hecho con la conversión, aunque no es tampoco determinante si se saben buscar alicientes al rejugarlo.

*Siempre que no valoremos el curioso caso del mercado brasileño donde la veterana consola doméstica tuvo un periplo casi infinito con una ilimitada cantidad de juegos exclusivos.