El año 1993 es uno de los más
recordados por la enorme batalla comercial que tuvo lugar entre las
dos consolas de 16 bits más exitosas del momento: Super Nintendo y
Mega Drive. A diferencia de hoy día las exclusividades abundaban por
parte de las third parties y uno de los títulos más envidiados por
los que en aquellas fechas poseíamos una SNES era, sin duda, ese
cartucho protagonizado por una zarigüella conocida como Sparkster
cuyo largo nombre fue Rocket Knight Adventures. El haberlo visto en
movimiento en uno de los VHS del Canal Pirata Sega y no poder catarlo ya que
no tenía prevista su salida para la máquina de la Gran N fue una
espinita que tardé bastante tiempo en quitarme. Cuando lo pude hacer
descubrí que aquello que se percibía en video era incluso mejor de
lo que había imaginado. De nuevo Konami, por enésima vez, volvía a
poner el listón muy alto.
El argumento que da vida al juego nos
sitúa en un ficticio mundo llamado Elhorn, hogar del reino de
Zebulos. Sparkster, el principal actor de esta historia, era un
huérfano de guerra acogido por Mifune Sanjulo, líder de los Rocket
Knights, grupo de élite de guerreros que vestían armaduras con
cinturones cohete y empuñaban espadas místicas. Formado como
luchador de ese cuerpo busca desesperadamente a Axel Gear, antiguo
camarada que tras una lucha intentando robar el libro con los
secretos de estos caballeros deja discapacitado a Mifune.
Tras años de infructífera búsqueda
ha de volver al reino ya que el emperador Devligus Devotindos trata
de hacerse con él. Además descubre la alianza de éste con Axel,
que ha secuestrado a la princesa Sherry para forzar la entrega de la
Llave del Sello. En su búsqueda de la princesa comienza esta
aventura.
Bajo una estructura mezcla de plataformas, acción y ciertos momentos de shoot'em up se desarrolla la entrega, con una variedad de situaciones perfectamente enlazadas. Hacer uso de la mochila permite propulsar al protagonista en cualquier dirección siendo posible rebotar en paredes y muros para llegar a espacios superiores del mapeado y rebasar todo tipo de obstáculos.
Bajo una estructura mezcla de plataformas, acción y ciertos momentos de shoot'em up se desarrolla la entrega, con una variedad de situaciones perfectamente enlazadas. Hacer uso de la mochila permite propulsar al protagonista en cualquier dirección siendo posible rebotar en paredes y muros para llegar a espacios superiores del mapeado y rebasar todo tipo de obstáculos.
Los niveles, en su mayoría, poseen
scroll de pantalla tanto vertical como horizontal. Continuos jefes y
enemigos pueden encontrarse tanto al principio, como a mediados y
final de ellos, uniendo momentos de lucha con mucha acción a otros
de saltos clásicos más pausados lo que dota a esta experiencia
jugable de un ritmo y fluidez destacables.
Existen guiños humorísticos continuos
por parte de los oponentes con diversos gestos al ser golpeados o al
desaparecer, así como también del marsupial protagonista al que
veremos diferentes muecas a lo largo del recorrido o en las escenas
entre capítulos que cuentan la historia.
En total esta obra cuenta con 7 etapas de duración media en las que hacer prácticamente de todo:
En total esta obra cuenta con 7 etapas de duración media en las que hacer prácticamente de todo:
- Desde la primera de ellas, en que lo
mismo hemos de trepar a árboles como esquivar fuego tras una pequeña
sección de "shmup", podemos comprobarlo. Tras acabar con
el rival final se pasa a un segundo stage que comienza con una pelea
en el agua, nadando, ante un gran contrincante. Más adelante habrá
una zona de vías que hay que superar a bordo de una carretilla.
- La tercera fase se inicia con una
sección plataformera con extractos del suelo ocultos en la que, para orientarse, hay que guiarse por el reflejo en la parte inferior. Es exigente y un
pequeño toque significa perder una vida. Tras ello vendrá un
periplo a nado con muchos pinchos a esquivar. Tras una notable pelea
Sparkster acabará a lomos de una estructura metálica que le
permitirá superar zonas de abundante lava antes de verse las caras
con un biónico pez de acero.
- El stage cuarto, uno de los más
cortos, comienza en el interior de una nave para terminar en una pelea ante un
robot fuera de la misma. En el quinto, uno de los más dinámicos, se
comienza disparando y esquivando como si de un shoot'em up se
tratase. Tras ello tendrá lugar una carrera ante letales robots.
Después habrá que ser lo suficientemente raudos o el escenario no
dudará en encerrarnos. Luego vendrán plataformas móviles que, al ser accionadas, pueden elevarse o descender y con las que
se ha de tratar de superar un intrincado lugar repleto de elementos punzantes. Por
último veremos a Axel Gear a lomos de un robot con el que
terminaremos luchando ambos manejando enormes autómatas dignos de
los mismísimos Power Rangers.
- El sexto tramo es al completo de vuelo, con disparos y misiles por doquier y un guiño inconfundible a la serie
Gradius/Parodius. La última área comienza con un complicado
enfrentamiento ante un robot que se despieza y vuelve a unirse. Tras
ésto nueva pelea con Axel. Si damos buena cuenta de él se avanzará
hasta la batalla final, bajo una folklórika melodía.
El apartado técnico de este Rocket Knight Adventures está muy cuidado. Gráficamente espectacular y, a mi juicio, de los mejores trabajos jamás hechos para la máquina de 16 bits en este aspecto. Brillante utilización de la paleta de colores, diversos planos de scroll parallax, algunos de los mejores efectos de fuego apreciados en Mega Drive, sprites detallados, enemigos que pueden alcanzar el tamaño casi al completo de la pantalla, velocidad y suavidad del scroll... son muchísimas las virtudes por las que destaca. Toda esta magnificencia, que fuerza a la consola hasta sus límites, en ocasiones pasa factura con cierto flickering y alguna que otra ralentización, como por ejemplo con el jefe final del segundo nivel. Aún así nada que enturbie el resultado final del conjunto.
El apartado técnico de este Rocket Knight Adventures está muy cuidado. Gráficamente espectacular y, a mi juicio, de los mejores trabajos jamás hechos para la máquina de 16 bits en este aspecto. Brillante utilización de la paleta de colores, diversos planos de scroll parallax, algunos de los mejores efectos de fuego apreciados en Mega Drive, sprites detallados, enemigos que pueden alcanzar el tamaño casi al completo de la pantalla, velocidad y suavidad del scroll... son muchísimas las virtudes por las que destaca. Toda esta magnificencia, que fuerza a la consola hasta sus límites, en ocasiones pasa factura con cierto flickering y alguna que otra ralentización, como por ejemplo con el jefe final del segundo nivel. Aún así nada que enturbie el resultado final del conjunto.
Las melodías también alcanzan un valor muy alto de calidad siendo variadas y aportando una mezcla de
géneros muy acorde a la heterogeneidad del desarrollo. Saben poner
el punto de ambientación ideal a cada momento.
Jugablemente es una delicia. Con un grado de complicación perfectamente medido, que puede ser ajustado entre dos distintos, avanzar por el juego es un reto asumible para cualquier jugador medio. Solamente a partir de la quinta fase se nota un aumento en la curva de dificultad más acusado.
Jugablemente es una delicia. Con un grado de complicación perfectamente medido, que puede ser ajustado entre dos distintos, avanzar por el juego es un reto asumible para cualquier jugador medio. Solamente a partir de la quinta fase se nota un aumento en la curva de dificultad más acusado.
El control es preciso con el uso de un
botón para saltar y otro para atacar, el cual si se presiona realiza
la carga de una barra con la que se posibilitan ofensivas más
potentes así como también proporciona la capacidad de rebotar y
propulsarse en el aire, lo que es útil para superar los obstáculos
del camino. Todo responde con rapidez a las órdenes del mando y en
apenas unos minutos seremos capaces de sacar todo el partido posible
a la pequeña zarigüella.
Para concluir no
puedo más que recomendar esta magnífica obra a todo aquel que esté
leyendo estos párrafos. Uno de los títulos clave, en mi opinión,
de toda la etapa de los 16 bits en consolas por diversión y por una
factura técnica sobresaliente. A día de hoy sigue mostrando sus
virtudes sin resentirse, con la misma frescura de antaño y
sorprendiendo tal como lo hizo en aquel lejano 1993.
Un gran titulo que demuestra una vez mas que konami llego tarde a megadrive, pero que cuando llegó, lo dio todo.
ResponderEliminarContra, Castlevania o el Hyperstone Heist de las tortugas ninja dejaron también el listón bien alto. Más vale tarde que nunca :)
EliminarUna obra maestra de Konami en exclusiva para Mega Drive, lo cual es curioso porque más bien se centraba en las máquinas de Nintendo. Un juego divertidísimo, muy variado y muy adictivo. Pues eso, una obra maestra.
ResponderEliminarComo dice Sito, llegó tarde pero no escatimó en medios. Tirándome a la piscina probablemente este Rocket Knight Adventures esté en mi top 3 de la consola. Me encanta.
EliminarUn gran juego, me encanta toda la espectacularidad que destila, lo largos que son los niveles y los enemigos...en fin, todo un festival que unos años antes hubiese parecido más propio de la SNES o hasta de recreativa (por suerte, al final llegaron a Sega esos Contra, Gunstar y Alien Soldier)... eso sí, me has hecho sentir un negadete, yo lo encuentro bastante difícil!!
ResponderEliminarBueno lo de la dificultad es bastante relativo pero últimamente lo cierto es que la mayoría de títulos que juego me resultan fáciles ^_^ Este en concreto una vez que se controla el tema de la mochila cohete es bastante sencillo avanzar y las fases de disparos no tienen nada en cuanto a complicación. Muy al final sí hay un par de enfrentamientos más chungos pero en general yo lo veo de dificultad media.
EliminarTécnicamente es una pasada y como dices perfectamente podría pasar por un juego de snes hasta por colorido. Un 10 en todos los aspectos.