¿Dónde van todas las oportunidades derrochadas cuando no se consigue el objetivo final? Una triste pantalla de Game Over es el ingrato epitafio que en ocasiones queda como último legado de un ser especial que debió hacer frente a una misión de la que pocos sabían y de la que las opciones de salir airoso eran ínfimas.
En el mundo de los videojuegos estamos
acostumbrados a poner en la más complicada de las situaciones a
seres de cualidades excepcionales que, con sus superpoderes, son
capaces de hacer frente a mil y una adversidades para siempre salir
airosos.
¿Pero qué hay de aquéllos que son
simples ejemplares medios de su especie que no estaban preparados
para lo que se les venía encima? Cada uno ha de superar sus
problemas internos de una manera ya que su fragilidad interior es
puesta a prueba antes o después por la enorme carga que sostiene
sobre sus hombros.
Cuando se afronta una partida de 'Golden
Axe' de manera individual con Ax Battler (también
conocido como Tarik) vemos a un hombre cuya sed de venganza es la que
lo mueve a seguir en su lucha. Su única meta es acabar con el
culpable de la muerte de su madre. En los descansos entre capítulos
podemos observar a un ser solitario, frío, con una misión clara
pero mínimo reconocimiento. Sus éxitos no son tales si no son
plenos. Nadie le da una palmadita en la espalda tras defender un
poblado. El todo o la nada, blanco o negro, ceros y unos, sistema
binario: logro o fracaso. Ni en su período para reponer fuerzas
puede olvidarse de estar alerta ya que enanos no dudarán en hurtarle
lo poco que conserva si se descuida.
Hay otros que para no volverse locos en
su enorme desafío precisan ir narrando su historia con pelos y
señales. Valga el ejemplo de “El Príncipe de Persia” que
en sus andanzas por la trilogía de 'Las arenas del Tiempo' dialoga
consigo, constantemente, durante su largo trayecto para tratar de
poner cordura a las situaciones que vive. Por suerte, en algunas de
sus misiones, encuentra un interlocutor real que le da ese empuje
necesario para que su brújula interna no se desvíe del objetivo, en
principio, marcado.
Siguiendo esta línea cualquier
compañía es aceptada. Jefe Maestro tiene a Cortana, una
inteligencia artificial que le sigue y le guía recordándole que no
puede desistir en su lucha ya que, lo desee o no, solamente puede
contarse con él.
Link, el héroe de Hyrule, es
apenas un niño cuando lo vemos despedirse de su tío en 'A link to
the past' o cuando conocemos de la pérdida de su madre en 'Ocarina
of Time'. Aún con todo, pese a su sempiterna soledad, es capaz de
viajar por medio mundo con tal de cumplir con un deber, una idea de
justicia, con tal de salvar a alguien que ni conoce. Él no necesita
de palabras para expresar lo que siente a diferencia de otros.
Robocop trata de revelarse ante
lo que desde fuera le tenían preparado y lucha por sí mismo, por lo
que considera injusto de manera individual ante su pasado y presente.
Es un héroe prefabricado que no quiere serlo. La historia triste de
un Pinocho que no miente, más cercano a Frankenstein que al Capitán
América.
Samus Aran es el arquetipo
perfecto de que una cabeza amueblada es imprescindible cuando se van
a afrontar ciertos peligros en la más estricta soledad. Si no se
posee una fortaleza mental adecuada es imposible sobrevivir a las
largas búsquedas que se le proponen en inhóspitos parajes, sin
apenas pistas y que, a base de explorar, van apareciendo los detalles
que le permiten seguir. Huérfana a muy joven edad su cuerpo se
mezcló con ADN alienígena chozo lo que la dota de mayor resistencia
y destreza en el manejo de armas. Se acepta a sí misma y trata de
aprovechar sus extraordinarias particularidades para crearse un
nombre como cazarrecompensas. Su ayuda es de carácter más humano,
menos desinteresada.
Éstos, al igual que otros, no han sido
capaces de elegir por sí mismos quiénes desean ser de manera
completamente libre. No son millonarios como Ironman o Lara Croft que
se convierten en héroes casi por hobby. Simplemente son gentes sin
cargas que, en caso de desaparecer, poco o nadie los echará en
falta.
Por todas las vidas que se pierden, por
los finales inacabados, por las misiones que no llegaron a buen
puerto... desde aquí un recuerdo para todos los que fracasan pero al
menos lo intentan.
Son las típicas historias de héroes, al ser un Don Nadie como que se les coge más cariño, jajaja.
ResponderEliminarJaja puede ser. Además que si fallan nadie se acordará de ellos por lo que no pondrán al mundo en peligro (todo en plan conspiranoico americano xD)
EliminarHéroes solitarios. Me ha gustado mucho la entrada con ese toque fatalista, y me ha recordado especialmente a los pilotos de todos los cazas y naves en los matamarcianos que se lanzan en solitario en caminos sin retorno contra hordas de enemigos, razas e imperios, como última esperanza de la humanidad y sus aliados contra el agresor.
ResponderEliminarUn saludo!
Vaya esos que mencionas sí que lo tienen chungo. Exceptuando casos como Starwing donde van que parecen una comuna de amigos el resto es un piloto en su nave a secas destrozando literalmente miles y miles de enemigos y esquivando de todo.
EliminarUn saludo :)