Los arcades de conducción son eminentemente divertidos. Jugabilidad directa sin mayores pretensiones que evadirse durante un rato de la realidad, y a ser posible, a bordo de una máquina aparatosa y espectacular. Y si acompañamos el cóctel de un nivel técnico alto pues tenemos una apuesta ganadora.

Tras la buena acogida, en 1992, de 'Virtua Racing' en las salas (y posteriormente en entorno doméstico) Sega vió cómo empezaba a quedarse atrás en la carrera, nunca mejor dicho, por tener el mejor "arcade de coches". Durante 1993 Namco sorprendió con 'Ridge Racer', el cual poseía una brutal combinación de tremenda sensación de velocidad junto con detallados gráficos poligonales. En apenas un año habían dejado, al menos para las salas recreativas, al programa de la compañía del erizo azul casi desfasado.



Pero la respuesta de la empresa nipona no se hizo esperar. 'Daytona USA' hizo su debut sobre una nueva placa creada para la ocasión, la Sega Model 2, la cual brindaba la potencia necesaria para competir con cualquier cosa realizada hasta ese instante: CPU de 32 bits a 25 Mhz, 900000 vectores por segundo, hasta 60 imágenes por segundo, distintos efectos gráficos... Hace 20 años estas cifras eran una bestialidad.  

1993 asistió a ver las primeras unidades de esta obra inspirada en las populares series Daytona americanas, si bien no fue hasta 1994 cuando se instaló en los parques de casi cualquier sala recreativa que se preciase de tener lo último.


Además se acompañó de un mueble que reproducía fielmente desde las vibraciones del terreno y los choques en el volante aumentando el realismo y la inmersión. Pedales de acelerador, freno y palanca de cambios con 4 marchas en "H" también formaban parte de la versión estándar que podía disfrutarse en cualquier espacio. Para los locales más exclusivos quedaban reservadas versiones con suspensión hidraúlica en el asiento que trasmitían aún con más elementos lo vivido en pantalla.

Por cierto tal despliegue técnico y efectista tuvo su repercusión en un precio mayor a las aún habituales 25 pesetas por partida.


Una vez introducida nuestra moneda empezaba el show. Diversas elecciones previas para ver dónde y cómo deseábamos correr. ¿Cambio manual o automático?  ¿Circuito para principiantes (8 vueltas), avanzados (4 vueltas) o expertos (2 vueltas)? ¿Un jugador contra los hasta 39 vehículos controlados por la máquina o, y he aquí una de las novedades más exitosas, multijugador con un máximo de 4 jugadores en muebles interconectados? ¿Una vista del Hornet (que así se llama nuestro automóvil) alejada o lo más cercana posible?



Tras ello comenzaba la carrera en la que, con salida lanzada o en parado, el principal objetivo era atravesar a tiempo los puntos de control sin dejar de lado tratar de alcanzar la mejor posición posible. Derrapes controlados, curvas casi tocando el muro, rebufos y adelantamientos de todo tipo. Como conjunto configuraba una adicción y diversión a prueba de bombas. Asimismo los daños en el coche y su entrada en boxes para arreglarlos añadían un punto de realismo premiando a aquellos con una conducción más fina.



Visto con los años muchos de estos juegos eran limitados en cantidad de opciones y escasos en cuanto a recorridos. Pero en esos momentos su espectacularidad superaba cualquier otro factor.



Personalmente he de decir que, pese a gustarme este 'Daytona USA', el mencionado 'Ridge Racer' siempre me pareció una apuesta más completa cuyo dominio era más gratificante en cuanto a sensaciones. Aún con todo la lucha en este sector y género de estos dos titanes, y de los venideros, logró elevar más y más la calidad media de los títulos que iban llegando, posibilitando una fructífera época para los amantes de los arcades con la velocidad como protagonista.



*Nota: las imágenes que acompañan al artículo corresponden a la versión para Xbox 360 aparecida en 2011.